miércoles, 16 de marzo de 2016

EL DESIERTO ES NECESARIO PARA NUESTRA EDIFICACIÓN

Cuando escuchamos la palabra desierto podemos imaginarnos un lugar seco donde el agua es lo más preciado, donde usted lo que más desea es hidratarse con esa agua fresca y cristalina. Desierto significa lugar donde usted ve el horizonte y hace evaluación de lo que ha hecho y lo que ha dejado de hacer.

Comienza a evaluar lo que lo llevo al desierto y empieza a hacerse preguntas, como:
·         ¿En qué me equivoqué?
·         ¿En qué fallé?
·         ¿He pecado?
·         ¿He dejado a Dios en segundo lugar?
·         ¿Estoy bajo disciplina?  
    
Y hay muchas preguntas y respuestas que no miramos, ni oímos, pero están resonando en nuestro ser.

Pues le comento que el desierto es bueno.

Lógicamente no es agradable en el momento, pero después agradecemos al Señor por ese tiempo y si somos inteligentes y sabios de allí salimos como un lápiz recién sacada su punta, listos para escribir una historia nueva para beneficio de nuestras vidas.

En todo desierto Dios tiene un oasis de gracia para ti y para mí.

Deuteronomio 8:2-9 (LEER)

  • Te prueba.
  • Te aflige. 
  • Tú vestido esta puesto. 
  • No te lo quita (salvación).
  • Te disciplina. 
  • Te da más de lo que tenías antes.
  •  Te da palabra fresca y revelada. 
  • Te amanece el sol de justicia, y uno comienza a ver.
  • Te prepara y entrena. 
  • Dependencia de Él. 
  • Las cosas desde la perspectiva del todopoderoso.

En el desierto andamos en bicicleta lenta y el cambia el panorama cuando salimos en un carro de carrera rapidísimo, que no tenemos el control de nosotros, sino el del todopoderoso, lleva el timón estamos rendidos a servirle sin condiciones, con una nueva visión de las cosas.

Allí hemos sido despojados de lo viejo y nos ponemos esa vestidura brillante, blanca, vienen nuevos planes a nuestras vidas, ya estamos entrenados, y hemos aprendido la lección.

En el desierto, usted caminando sólo hay polvo, sequedad, ¿Qué es lo que usted anhela? 

Es agua (en lo espiritual en esos momentos de angustia busca la biblia literalmente la come y de allí va sacando aliento y un nuevo respirar y sale de su interior, un hombre guiado por el Espíritu Santo.

Si leemos Deuteronomio 8:7 ¨Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas y montes¨.

¿Qué esta después del desierto? Un oasis de paz y dice que Él, lo introduce a buena tierra, usted aquí observa que lo que hay es una transición de lo seco a fuentes de agua.

Yo meditaba mientras escribía: un arroyo, imagínese un naciente de agua cristalina, diáfana que usted logra ver las piedras en el fondo y Él le recuerda = el arroyo, el nacimiento, soy yo Jehová tu Dios, que te ha sacado de la dificultad, la piedra es usted moldeada por su mano a través del desierto.

Y dice el versículo que brota porque usted  ya puede testificar de un antes y un después.


Deuteronomio 32:10-13 ¨Le halló en tierra de desierto, y en yermo de horrible soledad; lo trajo alrededor, lo instruyó, lo guardó como a la niña de su ojo; como el águila que excita su nidada, revolotea sobre sus pollos, extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus plumas, Jehová solo le guio. Lo hizo subir sobre las alturas de la tierra, y comió los frutos del campo, e hizo que chupase miel de la peña, y aceite del duro pedernal¨.

Nos instruye, nos guarda y guía.

Dios le dice este día: hoy endulzo tu mente, tu corazón, viene una visitación de mi Espíritu Santo, (recibe), porque ya entraste en la tierra prometida, atrás quedo el desierto.

Isaías 43:19 (b) ¨He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad¨.

Si observa este versículo dice ríos, porque es el río de agua viva, pero hay una S, que significa ramales que se desprenden del río principal, que es Jesús de Nazaret, y esas son las bendiciones de la tierra prometida.

Para ver la tierra prometida, hay que cruzar el desierto y se cruza alabando, orando y creyendo, que esta prueba sólo produce en usted más peso de gloria.

¡Gloria a Dios por el desierto! Porque de allí salimos glorificando al Gran Yo Soy.

Bendiciones.

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