jueves, 19 de abril de 2018

VIVIR POR SU ESPIRITU

Es vivir creyendo sus promesas, el Señor ponía en mí una lámina, es un cuadro con un terreno árido, pedregoso, maleza, solitario. Usted comienza a soñar con la ayuda de nuestro consolador, el Espíritu Santo, y le da vuelta al cuadro y al otro lado esta otro panorama, ya no un terreno, sino extensiones de tierra, hasta que su vista se pierde, con tierra negra de abono, húmeda, árboles frutales grandes y dando frutos de toda especie, grama verde y sana, flores, legumbres y toda su creación en abundancia, pájaros cantar, fuentes de agua corriendo, en pocas palabras su creación en todo su esplendor.

Así es cuando aprendemos a vivir por su espíritu y le damos lugar a él que nos haga ver más allá de nuestras narices.

En su palabra encontramos muchas interrogantes.

“El título de la pregunta es: señales confirmando el llamado de Jeremías”

Ø  Jeremías 1:11-12 “La palabra de Jehová vino a mí, diciendo: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Veo una vara de almendro. Y me dijo Jehová: Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra”.

Esto era Jeremías, una vara, pero en la mano de Dios y viviendo en su presencia se volvió un gran árbol con narices grandes y copado, listo para dejar un legado, saben que el almendro florece antes que los demás árboles.

Ø  Jeremías 1:13-14 “Vino a mí la palabra de Jehová por segunda vez, diciendo: ¿Qué ves tú? Y dije: Veo una olla que hierve; y su faz está hacia el norte. Me dijo Jehová: Del norte se soltará el mal sobre todos los moradores de esta tierra”.

Nosotros diríamos que comparación, una olla con un juicio sobre nación.
Porque lo que vemos es una cosa, pero lo que se visualiza en el Espíritu, es lo grande, es lo maravilloso, es lo que nos motiva a seguir creyendo. Como dice su palabra es por fe y no por vista.

Muchos hemos pasado o estaremos pasando situaciones no agradables para nosotros como seres humanos, pero espiritualmente Dios está construyendo en usted y en mi algo grande que está cerca de ser manifiesto.

Él nos dice que no nos dejara avergonzados y cita:
Ø  Salmos 25:3 “Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; Serán avergonzados los que se rebelan sin causa”.

Volviendo al profeta Jeremías, a veces nosotros hacemos lo mismo, yo no puedo, soy pequeño, no puedo hablar, en buen hondureño, estoy reventado, estoy en la quiebra, todo lo que emprendo me sale mal, mis planes salen todo al revés.

Pero viene el Señor y le recuerda, que vea las cosas que no son como si fuesen. Y él le dice: Encomienda a Jehová tu camino y yo hare y le da una palmada y le dice hijo ten ánimo, yo me hice pobre para que tú fueses rico.

Espera yo no miento soy tu padre, estoy edificando en ti y te estoy puliendo para que hagas cosas grandes, pero con sabiduría, ciencia y conocimiento, y en mis fuerzas.

Ø  Números 17,18,19,20,28,31,32,33.

En estos versículos miramos hombres viendo en su carne y no creyendo en su espíritu lo que Dios ya les había otorgado.

Así somos muchas veces, incrédulos a su palabra. “Si él habló, el cumplió”.
Nosotros somos un ejemplo como grupo de intercesión, somos un grupo pequeño en lo natural, pero con la autoridad y unción que Dios todopoderoso nos ha envestido, él ha hecho cosas grandes a través de nosotros.

Estoy segura que no podríamos contar cuantas personas el Señor Jesús ha tocado a través de nosotros local e internacionalmente.
·       Cuantas sanidades
·       Cuantas liberaciones
·       Cuantos nacimientos
·       Cuantos bautizos en el Espíritu
·       Cuantas respuestas a oraciones
·       Cuantas cuentas pagadas cuando no podíamos.
·       Cuantos matrimonios hechos nuevos, cuando estaban a punto del divorcio
·       Cuanta liberación de deudas, alcohol, droga, pornografía etc.
·       Cuantos trabajos en intercesión, no uno es interminable multitud de la lista.
·       Somos su remanente su pueblo que cree en un Dios grande, admirable, hacedor de milagros, que nos dio a su hijo, que más no nos podrá dar.

Gloria a Dios que vivimos por el Espíritu y ya no por la carne!

Demos gracias porque los cielos están abiertos para usted y para mí.