Cuando alguno de nosotros somos invitados a una cena de gala, nos
esmeramos por ir bien ordenados y perfumados; muy retocados nuestros cabellos,
zapatos lindos y buenos accesorios, esto es lo que en la vida cotidiana
hacemos: nos preparamos para el magno evento, para lucir regios y que nos
sintamos acorde a la celebración que fuimos invitados, y en el mundo espiritual
deberíamos estar vestidos de gala siempre, vestidos apropiados, buen calzado,
buenas joyas, perfumados y gozosos.
¿Porque? Nuestro vestido espiritual es la salvación, calzado es
la Palabra, El Evangelio que siempre debe estar junto a nosotros, las
joyas → esa que Dios pasa agregando a su vida a través del crecimiento
espiritual que el padre le va brindando para adornar y hermosear su vida, el
perfume es el aroma de Cristo en usted para dar a otros, es la gracia
y favor, y gozosos porque nos ha brindado lo más grande, la
vida eterna. Y ahora a celebrar y a disfrutar.
Pero ahora vamos a la Palabra, en el libro de Lucas 14:16-24
¨Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a
muchos. Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir
a los convidados: Venid, que ya todo está preparado. Y
todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda,
y necesito ir a verla; te ruego que me excuses. Otro dijo: He comprado cinco
yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses. Y
otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir. Vuelto
el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de
familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad,
y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos. Y dijo el siervo:
Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar. Dijo el señor al siervo: Ve
por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa.
Porqué os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará
mi cena¨.
Esta parábola del Señor, nos da una gran lección, muchas veces nosotros
los seres humanos tenemos la invitación abierta a la fiesta más grande y más
hermosa y la despreciamos. ¡Su entrada gratuita y la llave por una eternidad!
Parábola de la fiesta de bodas:
Mateo 22:1-14 ¨Respondiendo Jesús, les volvió a
hablar en parábolas, diciendo: Él reino de los cielos es semejante a un rey que
hizo fiesta de bodas a su hijo; y envió a sus siervos a llamar a los convidados
a las bodas; mas éstos no quisieron venir. Volvió a enviar otros siervos,
diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y
animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas.
Más ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios;
y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. Al oírlo el rey,
se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad.
Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; más los
que fueron convidados no eran dignos. Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. Y saliendo los
siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y
buenos; y las bodas fueron llenas de convidados. Y entró el rey para ver a los
convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. Y le dijo:
Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Más él enmudeció. Entonces
el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las
tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. Porqué muchos
son llamados, y pocos escogidos¨.
***Interesante revisar el versículo 21 de Lucas 14***
21 ¨Vuelto el
siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de
familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad,
y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos¨.
Esto es un llamado de atención a nosotros sus hijos, el padre de familia
es el Señor Jesucristo, hablándonos a nosotros sus hijos, salgamos a buscar en
la ciudad, en los lugares públicos, calles de la nación, y hablemos a los
pobres que son los que no conocen al Señor Jesús.
A los cojos pues no tienen puesto los zapatos del Evangelio de la
paz, a los ciegos, que tienen ojos pero no ven lo espiritual, y a los mancos,
pues no han tomado nunca su poder.
Lucas 14: 22-23 ¨Y dijo el siervo: Señor, se ha
hecho como mandaste, y aún hay lugar. Dijo el señor al siervo: Ve por los
caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa¨.
Y si en este día no hemos estado haciendo este trabajo de
evangelismo, comencemos y prediquémosle a otros de Cristo, del que perdona, que
restaura y salva.
Así nos encontramos muchas veces, sin hacer caso a su gran llamado, unos
afanados por su trabajo, sin tiempo para servir al Señor, y otros en sus
propios negocios.
Busquemos el Reino de Dios con ahínco y enseñémosle a otros a buscar el
camino que nos lleva al padre.
Hoy es un día que el
Señor Jesús nos llama a la gran fiesta de gala, recibamos la invitación, es
gratuita.
Miramos esta referencia es Lucas 14:12-14 ¨Dijo también al
que le había convidado: Cuándo hagas comida o cena, no llames a tus amigos, ni
a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; no sea que ellos a su
vez te vuelvan a convidar, y seas recompensado. Más cuando hagas banquete, llama
a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos; y serás bienaventurado;
porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la
resurrección de los justos¨.
Mire que
importante estos tres versículos, Dios le da los pasos a seguir, que busque a
los necesitados, a los que necesitan ser saciados, los que necesitan caminar
por el camino de Cristo, para que no sean cojos más, que de apertura a los
ciegos y le quite las vendas de sus ojos y puedan entender y comprender las
verdades del Señor y Rey de la Salvación, invite a la fiesta y cena de gala del
Gran Rey, para que reciban los invitados esa corona de vida por una eternidad.
Ponía
el Señor en mi corazón mientras escribía: cuando Él camino por esta tierra y
fue crucificado, recibió una corona de espinas, pero a usted y a mí, nos da una
corona de oro. Así es nuestro Jesús de tierno. Nos promete calles de oro y mar
de cristal.
¡Que Jehová te bendiga y te guarde! ¡Que haga resplandecer su rostro
sobre ti y tenga misericordia! ¡Que Jehová alce sobre ti su rostro y ponga en
ti paz! ¡Bendiciones!
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