Es
vivir creyendo sus promesas, el Señor ponía en mí una lámina, es un cuadro con
un terreno árido, pedregoso, maleza, solitario. Usted comienza a soñar con la
ayuda de nuestro consolador, el Espíritu Santo, y le da vuelta al cuadro y al
otro lado esta otro panorama, ya no un terreno, sino extensiones de tierra,
hasta que su vista se pierde, con tierra negra de abono, húmeda, árboles
frutales grandes y dando frutos de toda especie, grama verde y sana, flores,
legumbres y toda su creación en abundancia, pájaros cantar, fuentes de agua
corriendo, en pocas palabras su creación en todo su esplendor.
Así es
cuando aprendemos a vivir por su espíritu y le damos lugar a él que nos haga
ver más allá de nuestras narices.
En su palabra
encontramos muchas interrogantes.
“El título
de la pregunta es: señales confirmando el llamado de Jeremías”
Ø Jeremías
1:11-12 “La palabra de Jehová vino a mí, diciendo: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije:
Veo una vara de almendro. Y me dijo Jehová: Bien has visto; porque yo apresuro mi
palabra para ponerla por obra”.
Esto
era Jeremías, una vara, pero en la mano de Dios y viviendo en su presencia se
volvió un gran árbol con narices grandes y copado, listo para dejar un legado,
saben que el almendro florece antes que los demás árboles.
Ø Jeremías
1:13-14 “Vino a mí la palabra de Jehová por segunda vez, diciendo: ¿Qué ves tú?
Y dije: Veo una olla que hierve; y su faz está hacia el norte. Me dijo Jehová:
Del norte se soltará el mal sobre todos los moradores de esta tierra”.
Nosotros
diríamos que comparación, una olla con un juicio sobre nación.
Porque
lo que vemos es una cosa, pero lo que se visualiza en el Espíritu, es lo
grande, es lo maravilloso, es lo que nos motiva a seguir creyendo. Como dice su
palabra es por fe y no por vista.
Muchos
hemos pasado o estaremos pasando situaciones no agradables para nosotros como
seres humanos, pero espiritualmente Dios está construyendo en usted y en mi
algo grande que está cerca de ser manifiesto.
Él nos
dice que no nos dejara avergonzados y cita:
Ø Salmos
25:3 “Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; Serán
avergonzados los que se rebelan sin causa”.
Volviendo
al profeta Jeremías, a veces nosotros hacemos lo mismo, yo no puedo, soy
pequeño, no puedo hablar, en buen hondureño, estoy reventado, estoy en la
quiebra, todo lo que emprendo me sale mal, mis planes salen todo al revés.
Pero
viene el Señor y le recuerda, que vea las cosas que no son como si fuesen. Y él
le dice: Encomienda a Jehová tu camino y yo hare y le da una palmada y le dice
hijo ten ánimo, yo me hice pobre para que tú fueses rico.
Espera
yo no miento soy tu padre, estoy edificando en ti y te estoy puliendo para que hagas
cosas grandes, pero con sabiduría, ciencia y conocimiento, y en mis fuerzas.
Ø Números
17,18,19,20,28,31,32,33.
En
estos versículos miramos hombres viendo en su carne y no creyendo en su
espíritu lo que Dios ya les había otorgado.
Así
somos muchas veces, incrédulos a su palabra. “Si él habló, el cumplió”.
Nosotros
somos un ejemplo como grupo de intercesión, somos un grupo pequeño en lo
natural, pero con la autoridad y unción que Dios todopoderoso nos ha envestido,
él ha hecho cosas grandes a través de nosotros.
Estoy
segura que no podríamos contar cuantas personas el Señor Jesús ha tocado a
través de nosotros local e internacionalmente.
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Cuantas sanidades
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Cuantas liberaciones
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Cuantos nacimientos
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Cuantos bautizos en el Espíritu
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Cuantas respuestas a oraciones
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Cuantas cuentas pagadas cuando
no podíamos.
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Cuantos matrimonios hechos
nuevos, cuando estaban a punto del divorcio
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Cuanta liberación de deudas,
alcohol, droga, pornografía etc.
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Cuantos trabajos en
intercesión, no uno es interminable multitud de la lista.
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Somos su remanente su pueblo
que cree en un Dios grande, admirable, hacedor de milagros, que nos dio a su
hijo, que más no nos podrá dar.
Gloria
a Dios que vivimos por el Espíritu y ya no por la carne!