En esta vida que recorremos
día a día, el mundo nos exige vernos bien, ser hermosos (as) ante los ojos de
las personas, y lucir siempre regios, siempre las mejores galas, los mejores
zapatos, nuestras manos bien arregladas, siempre con joyas bonitas o bien
elaboradas, vernos delgados, oler bien, en pocas palabras, una apariencia
intachable y esto es bueno, bonito y agradable.
Todo lo mencionado
anteriormente es lo que se ve, es lo superficial, es lo que los demás perciben
cuando nos ven.
Pero no es lo que la Biblia
nos enseña, ni lo que Jesús espera de nosotros como hijos suyos.
Hoy vamos a estudiar del Vestido que no se mira, pues es
espiritual, pero que llevamos puesto y hay que trabajar para que luzca
perfecto. Como lo describe la Palabra, blanco y resplandeciente, y para eso
debemos subyugar la carne y vivir más por el Espíritu.
Gálatas 5:16-21 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no
satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el
Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí,
para que no hagáis lo que quisiereis. Y manifiestas son
las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría,
hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones,
herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a
estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los
que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Toda esta lista de la carne, arruina
nuestro vestido espiritual y por lo tanto dejamos de ser hermosos (as), porque
cuando nos salimos de los lineamientos de su Palabra, quedamos sin vestidura
espiritual y venimos a harapos.
Dejamos de tener esa vestidura de rey
o reina y nos convertimos en desposeídos.
·
Decidamos hoy ser conscientes de estar siempre bien
vestidos, siempre de gala, con vestiduras que lleguen hasta el suelo, zapatos
bien puestos, que es el evangelio del apresto de la paz, que significa siempre
bien parados en su Palabra, las manos bien limpias, que son las buenas obras,
con buenas joyas, que el Señor nos va adornando conforme nuestras acciones y
trabajos bien elaborados, con excelencia para el Rey, y el perfume es su
presencia, que los demás perciban que usted es un sellado con su Santo
Espíritu, para ser sal de la tierra, de esa tierra prometida a usted y a los
que usted vaya hablándoles de esa gran viña que Él preparo para los que le
aman.
Mientras elaboraba este mensaje El
Señor ponía en mí: En Gálatas 5:20 (pleitos, celos, iras, contiendas,
disensiones).
Vamos a desglosarlos, porque son cosas
comunes, que hacemos a menudo y creemos que no tienen trascendencia, pero sí la
tienen y repercuten en nuestra vida cotidiana en gran manera:
Pleito: Es una riña
doméstica o privada, ¿porque una riña doméstica? Por ser practicada a menudo en
nuestros hogares, con nuestros empleados, hijos o cónyuges.
Celos: Es la sospecha que
la persona amada siente amor por otra, o prefiere a una tercera persona en
lugar de ella.
Muchas personas aún cristianas viven
en rivalidad con sus suegros, con su cónyuge, o con los hermanos de la
congregación, disputándose lugares o pensando mal de otro, y muchas veces al
otro ni se le ha cruzado por su mente tal acción.
Ira: Deseo de venganza.
Devolver mal por mal, me las hizo, me las paga, observamos personas que nos
hacen mala cara sin razón, es porque en sus corazones hay ira escondida y deseo
de venganza y esto se vuelve amargura.
Contienda: Discusión o debate.
Muchas veces caemos en discusiones que no terminan en nada, queriendo imponer
nuestro propio criterio o ser sabios en nuestra propia opinión.
A veces nos enredamos en debates que
no conducen a nada edificante.
Disensión: Desacuerdo,
disgusto, malentendido.
A menudo practicamos la disensión,
estamos en desacuerdo con el pastor, líder, presidente, o con nuestro propio
cónyuge Y creemos que estamos bien y estamos practicando estas cosas que la
Palabra nos prohíbe, y a veces creemos que son insignificantes, pues hoy hemos
descubierto que no.
Porque miremos lo que dice Gálatas
5:21 parte final. Que los que practican tales cosas no heredaran el reino de
Dios. (La ira, pleitos, contiendas, disensiones).
Así que tenemos que cambiar nuestra
manera de conducirnos y dejar las cosas que arrugan ese preciado vestido
espiritual y dejar rudimentos viejos y comenzar a llevar una vida cada día más
espiritual, para ser hermosos en su presencia.
¿Cómo lo logramos? Buscando el
carácter de un verdadero cristiano, que es producido por el Espíritu Santo. Y
comencemos a vivir en:
Gálatas 5:22-25 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas
no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus
pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.
· Recordemos
que la carne nos lleva a la perdición, más el Espíritu, nos lleva a plenitud, a
gozo, a paz, a redención.
· La
carne = se va a podrir
· El
Espíritu = vivirá eternamente.
Hoy es un día de decisión = crucificar
la carne y vivir para el Espíritu, subyuguemos la carne y nuestro rostro
resplandecerá con el aroma de Cristo.
(Recomendación: lea todo Romanos 8:5, 6,
7, 8,13)
Pues comportémonos
correctamente, agradando a nuestro Señor, Jesús, con nuestro accionar y
teniendo un comportamiento digno de un hijo de Dios.
1 de Juan 2:16-17 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los
deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del
mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios
permanece para siempre.
Colosenses 3:5, 6, 8 5Haced morir, pues, lo
terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos
deseos y avaricia, que es idolatría; 6 cosas por
las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, 8Pero
ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia,
palabras deshonestas de vuestra boca.
Vamos a desglosar el
versículo 8
Enojo: Movimiento
del ánimo que resulta de algo que nos perjudica, nos dispone contra una persona
o cosa, (fastidio, o trabajo).
Malicia:
Intención solapada, maligna, o picante con que se dice o se hace algo. (Recelo).
Blasfemia: Cuando
hablamos mal de lo sagrado.
Palabras deshonestas de
vuestra boca
Efesios 4:29 Ninguna
palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la
necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.
Murmuración: Hablar
mal de alguien a sus espaldas.
Maledicencia: Acción
o habito de hablar con mordacidad en perjuicio de alguien, (denigrarlo).
Gritería:
Alzar voz.
Hemos estudiado lo que
ofende a Dios, que son nuestras acciones en la carne, hoy despojémonos de esas prácticas
antiguas y comencemos a movernos en lo que le agrada al Señor y nuestra vida
será una vida victoriosa.
Mire la recomendación: Efesios 4:32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos
a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
¡Todos a crucificar la carne
y a estar hermosos ante los ojos de nuestro Dios!
Bendiciones.